San Pedro Sula,
Honduras
Aunque los centros estatales para niños huérfanos se encuentren repletos de menores y decenas de familias apliquen mensualmente para darles un hogar, el calvario que significa adoptar a un infante en Honduras hace que muchos se decepcionen y que los pequeños sigan viviendo en condiciones deplorables.
El Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia, Ihnfa, ha demostrado ser incapaz de brindar atención de calidad a los menores bajo su custodia y las autoridades lo atribuyen al poco presupuesto asignado; sin embargo, también han demostrado inoperancia para realizar el proceso que logre dar una familia a los pequeños bajo su cuidado.
Cuando los interesados conocen el proceso al que tienen que someterse, muchos se dan por vencidos antes de iniciar.
Los obstáculos para que los menores tengan mejores oportunidades de vida dentro o fuera del país empiezan desde los centros regionales del Ihnfa.
Las estadísticas indican que en 2002 sólo se logró dar en adopción a 55 menores y el año anterior, apenas a 39.
En lo que va de este año ya van 14 niños a los que se les aprobó el proceso de afiliación de forma positiva. Es tanto el descontrol, que ninguna autoridad contestó a LA PRENSA cuántos son los menores bajo la custodia del Estado que se encuentran declarados en abandono y listos para una adopción; nadie tiene la cifra.
No los declaran abandonados
El primer paso que se debe hacer para que un menor pueda aplicar a la adopción es declararlo en abandono; las autoridades deben hacer una publicación.
Olga Urquía, jefa del departamento de adopciones del Ihnfa, asegura que este procedimiento le corresponde al procurador legal y al director de cada centro, pero ellos se demoran demasiado tiempo en hacerlo y ahí comienzan los atrasos. “El problema es que el Código de la Niñez no pone un plazo para la declaratoria de abandono y mientras más pasa el tiempo, menos opciones tienen los menores para integrarse a una familia”, señaló la funcionaria.
Según datos en poder del Ihnfa en Tegucigalpa, actualmente hay 35 solicitudes de ciudadanos extranjeros y ocho de hondureños esperando amparar a un infante, sin embargo, no se tienen estadísticas de cuántos menores aplican para este procedimiento.
“Los hondureños tienen prioridad en la ley, pues se busca que los niños se queden aquí; al no tener alternativas, se procede a la adopción internacional”, explicó Urquía.
Las familias que más buscan adoptar un hijo son las hondureñas, además de estadounidenses, españolas y canadienses.
Las autoridades dejaron claro que todos los menores de 14 años tienen que pasar por el procedimiento del Ihnfa y los mayores por el Juzgado de la Familia, sin embargo, se han encontrado situaciones irregulares.
“A veces el Ihnfa no se da cuenta de algunos casos de adopción porque los ciudadanos no quieren esperar el proceso correcto y buscan evaluaciones privadas.
Eso es prohibido y el juez conoce la ley y es su deber informarlo para que se tomen las medidas”, reveló.
Buscan agilizar proceso
Añadió que las nuevas autoridades de la institución tienen una propuesta que pretenden presentar al Gobierno para mejorar esta situación.
Se trata de exigir que un infante se declare en abandono como tiempo máximo tres meses y así pueda estar listo a temprana edad para darlo en adopción lo antes posible. “Nos interesa que el niño tenga la adopción realizada, eso la da la garantía de tener un nombre, una identidad y una familia que nadie se la puede quitar”, agregó.
Debido a todas las anomalías que se presentan, la funcionaria aseveró que esta misma semana se reunirán con todos los directores de los más de 50 centros del país para conocer cómo están trabajando. También les solicitará que actualicen los listados de los infantes que se pueden dar en adopción para no seguir dándole largas a este proceso.
A juicio de Nahún Aguilar, director del Ihnfa en San Pedro Sula, ellos hacen todo lo que la ley les indica respecto al procedimiento que corresponde con la adopción. “Nosotros sólo hacemos el proceso legal de la declaración de abandono y de riesgo social, luego el trámite continúa en Tegucigalpa a través del departamento de adopciones y ellos indican si el niño puede ser un candidato y si las personas interesadas cumplen los requisitos”, manifestó Aguilar.
Añadió que hay un banco de datos en Tegucigalpa donde llevan un registro de padres adoptivos y van dando respuesta a los casos según ingresan las solicitudes. “Nosotros tenemos los niños sólo para protección, pero en Tegucigalpa es donde deciden”, aseveró el funcionario.
Regresan desnutridos
Mientras las autoridades de los centros del Ihnfa cumplen con la burocracia y se ponen de acuerdo, los menores son atendidos por familias solidarias o, en el peor de los casos, permanecen en la institución.
Aunque muchos de estos niños fueron abandonados por sus madres en aceras, calles, centros hospitalarios y hasta en basureros, de no hacer el trámite declaratorio de abandono no pueden ser colocados en la lista de “sujetos a adopción”.
Muchos de estos pequeños van a dar al hospital Mario Rivas, donde después de un informe médico y otro del departamento de trabajo social quedan en manos del Ihnfa. “Aquí han venido muchas mujeres que no pueden tener hijos y que quieren llevarlos a sus hogares, pero no podemos entregarlos porque eso lo decide el Ihnfa. Lo lamentable es que cuando los trasladan a los centros en pocos meses regresan al hospital desnutridos y con enfermedades en la piel”, relató una enfermera de la sala de neonatología del centro asistencial que por protección no reveló su identidad.
En estos casos de abandono en hospitales, Aguilar indicó que se deben hacer publicaciones y de no aparecer ningún familiar, se puede proceder.
Familias solidarias
En todo este proceso quienes se llevan la peor parte son los niños. Primero sufren el abandono de su padres y luego, cuando se aprueba la adopción, padecen la separación de la familia solidaria con la que conviven hasta tres o cuatro años.
Irma Serrano, jefa del programa de intervención social, informó que el programa de madres solidarias funciona desde 1997 y que fue creado como una oportunidad para que los infantes tengan una atención individualizada y reciban el calor de un hogar. “Sabemos que no es lo mismo que esté con una familia que en los centros. Al inicio el programa fue creado más para infantes en abandono que salen del hospital porque son candidatos al proceso de adopción, pero dadas las necesidades se han llevado menores por maltrato y otro tipo de riesgo”, explicó Serrano.
En San Pedro Sula hay 28 madres solidarias cuyo requisito principal es tener una familia integrada.
Ellas tienen el compromiso de llevar al infante al médico mensualmente, presentarse a la institución siempre que se le requiera y pasar por un proceso de evaluación psicológica y trabajo social.
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